Cata de la Bodega Ximénez Spínola en Quiero Delicatessen

Ubicada en Jerez de la Frontera, Ximénez Spínola es una bodega que fue creada en el siglo XVIII y que se mantiene como Compañía independiente y de carácter familiar, con una vocación constante de crecer en calidad y prestigio, y no en cantidad. Su producción es limitada, enumerada y centrada en una variedad: Pedro Ximénez. Laura y Pablo Martínez Saez, responsables de Quiero Delicatessen (establecimiento especializado en productos gourmet en Villena) han ofrecido, junto a Angelines Garoz, Relaciones Externas de esta bodega, y Bardisa y Cia la cata de cuatro de estos generosos reconocidos internacionalmente.

Una veintena de representantes de la restauración de Villena junto con personas interesadas en el mundo del vino, se reunieron el miércoles en la sala preparada por Quiero Delicatessen para promover esta cultura. El motivo, conocer los vinos de la Bodega Ximénez Spínola de mano de una de sus representantes, Angeles Garoz, quien guió la cata del Ximénez Spínola Exceptional Harvest, Ximénez Spínola Old Harvest, Ximénez Spínola PX Viejo y el Brandy Ximénez Spínola, cuatro vinos representativos de la tierra donde viven, de su forma de trabajar y de su filosofía.

Productores de vinos elaborados fundamentalmente con la variedad Pedro Ximénez, Angelines Garoz empezó explicando cómo el reclutamiento de campesinos de las riberas del Rin, durante el reinado de Carlos I de España y V de Alemania, fue la causa de que llegara a España un viticultor llamado Peter Siemens, que trajo unas simientes de uva que hasta entonces eran desconocidas en nuestro país y cuyas primeras cepas brotaron entre Jerez de la Frontera, Montilla, Málaga y Castilleja de Guzmán. Según cuentan los historiadores, este es el origen de la Pedro Ximénez, resultado de una adaptación a las tierras españolas de variedades alemanas del tipo Riesling, Weissable y Elbling.

Durante más de 400 años se ha ido transmitiendo el conocimiento sobre el cultivo y pasificación de esta uva y en Bodegas Ximénez Spínola la han convertido en su seña de identidad. En seis hectáreas y con rendimientos del viñedos muy bajos, elaboran pequeñas producciones de vinos muy cuidados, de la forma más artesanal posible, hasta el punto de que algunas de sus etiquetas llegan al mercado firmadas.

Durante mucho tiempo su producción fue comprada exclusivamente por ingleses, quienes no permitían que el vino que no se exportaba se vendiera en España, por lo que el excedente se iba acumulando en la bodega. Por este motivo se empezó a destilar y aunque al principio el brandy era sólo para consumo familiar, en 2008 se sacaron al mercado 3.000 botellas. En Quiero Delicatessen se cataron tres vinos y el brandy de esta bodega que cuenta con larga trayectoria, ya que se fundó en el siglo XVIII, que se ha dedicado durante mucho tiempo exclusivamente a la exportación y que en la actualidad ha alcanzado elevadas cotas de reconocimiento y prestigio.

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